Solo inspiró oportunamente la gran transformación de la economía que, como corresponde en la Argentina, terminó absolutamente mal.
Pajareras
De pronto Javier Milei, El Psiquiátrico, emboca el primer gol libertario.
En el quinto mes, con el arquero caído, casi con la mano y solo frente al arco regalado de la Pajarera.
Significa confirmar que Milei ya cuenta, por «diputados», con los instrumentos para consagrar la Revolución Anarcocapitalista.
Falta apenas la Pajarera del Senado.
Impera la algarabía entre los herederos ideológicos del liberalismo vengado de la UCD de los Alsogaray.
Milei reivindica a Carlos Menem”
Cierto desencuentro afectuosamente ilustrativo se registra entre el menemismo familiar y el menemismo cultural.
El familiar fundamenta el blindaje:
“Milei reivindica la obra de Menem. Es el único”.
Celebraron el gol libertario en La Pajarera con los hermanos y los primos.
El cultural se siente en cambio obligado a interpretar. A percibir tardíamente que los peronistas espantados por las transgresiones del menemismo mantienen con firmeza la reticencia incuestionable.
En efecto, el menemismo tiene poco que ver con las armónicas incoherencias del peronismo.
Solo inspiró oportunamente la gran transformación de la economía que, como corresponde en la Argentina, terminó absolutamente mal.
“Pero ahora Milei lo pone a Carlos en el Salón de los Próceres y pronto va a inaugurar el busto”.
Paradojas de la política dinámica. Mientras tanto los vencidos peronistas culturales se consolidan en la impotencia del Aquel Menem de la Convertibilidad